Catar vinos es un arte con un poco de ciencia y otro tanto de experiencia, en el que los cinco sentidos tienen cabida, incluso el oído, encargado de registrar el sonido que produce al ser servido.
La vista analiza color, tono, transparencia, brillo, matices y condición física del vino. En tanto el olfato busca descubrir los aromas del mismo; y el gusto y el tacto bucal permiten disfrutarlo con mayor intensidad.
Es necesario saber que las descripciones aromáticas y gustativas que emanan de una botella de vino, dependen de las condiciones de cultivo de la uva (suelo, clima, exposición al sol); el tipo de elaboración, fermentación, conservación y cuidado del vino; y la evolución final del mismo en la botella.
Las sensaciones provenientes de la vista, el olfato, el gusto y el tacto, sin duda permiten apreciar un vino en toda su plenitud. Y de su tipo y calidad depende el tiempo en que los sabores y los aromas perduren en la nariz y el paladar.
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