El Tinkunaco y La Chaya en La Rioja

El Tinkunaco y La Chaya en La Rioja, Argentina


Una de las fiestas rememora el encuentro de dos mundos y el esfuerzo por superar las diferencias humanas sin derramar sangre; la otra constituye una expresión cultural por la cual se agradecen a la Madre Tierra los dones recibidos. Ambas festividades alegran las calles de La Rioja, de pueblo en pueblo, de barrio en barrio, congregando a los riojanos y cautivando a los visitantes.



El Tinkunaco
Festividad histórica que deviene en hecho religioso y político, El Tinkunaco encuentra su razón de ser en el enfrentamiento ocurrido en 1593 entre los nativos y el renovado poder español que los oprimía. Según expresa la tradición, habrían sido los jesuitas quienes se propusieron rescatar en una ceremonia aquel acontecimiento de singular importancia para la provincia de La Rioja, dando origen al festivo Tinkunaco que, a partir de entonces, se repetiría cada 31 de diciembre (fecha en que los españoles renovaban autoridades) con alegría, colorido y las siguientes formalidades:
Una procesión sale de la Catedral con la imagen de San Nicolás, en representación de los Españoles; y otra sale de San Francisco llevando la imagen del Niño Dios Alcalde, en representación de los Diaguitas. Dos procesiones, saliendo de lugares distintos, pero  dirigiéndose hacia un mismo lugar: la Casa de Gobierno. Allí se van a encontrar.

Cuando las dos procesiones se encuentran, todos, incluido el Santo, se arrodillan ante el Niño Jesús Alcalde. Se igualan, toman una misma actitud, para que haya fusión y puedan engendrar un hijo. Todos están contentos y aplauden. Todos se confunden en un abrazo. Diaguitas y Españoles han procreado, les ha nacido un hijo: el Pueblo Riojano.
Entonces, el Intendente entrega al Niño la llave de la ciudad en reconocimiento de su autoridad superior, para que luego, el 3 de enero, en la ceremonia que despide a las imágenes dando por concluida las fiestas, el Niño devuelva el gesto al Intendente entregándole una Biblia con el acompañamiento del rezo del pueblo "Según esta ley queremos ser gobernados".

La Chaya
Expresión de la cultura riojana que toma vida cada año en el fin de semana más cercano al 15 de febrero, La Chaya encuentra su origen en el rito religioso natural de alegría y acción de gracias celebrado por la tribu, donde los hermanos comparten la alegría de los dones recibidos de la Pachamama, mojándose mutuamente con agua y empolvándose unos a otros con harina de maíz.
La Chaya Riojana es una fiesta ancestral y popular muy ligada al Carnaval, que reconoce como principal protagonista al Pujllay, un muñeco de trapo de tamaño natural con cabeza canosa en torno al cual se desarrolla la celebración. Este dios del carnaval nace el sábado anterior al festejo y su entierro tiene lugar el Domingo de Cenizas.
Actualmente la Chaya se festeja en todos los barrios regada de buen vino y con el aire perfumado de albahaca, realizándose los tradicionales “Topamientos” entre familias, presididos por el “Compadre” y la “Cuma”.
La convocatoria multitudinaria es el festival folklórico que se realiza por las noches en El Puquial, con la particularidad de que unos pocos escuchan sentados a los artistas, mientras los demás disfrutan jugando con harina y bailando al ritmo pegadizo de chayas, chacareras, zambas y demás ritmos folclóricos.



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